Ha sido un año bastante complicado para mí, en materia personal. Muy pocas veces escribo aspectos tan íntimos de mi vida en el blog pero, creo que esta vez, me va a servir de desahogo.
En abril me tuve que enfrentar a uno de los hechos que todos sabemos algún día tienen que pasar pero aún así te toman por sorpresa; me refiero a la pérdida de mi madre, por mucho, el mejor ser humano que he conocido y que, tal vez, jamás conoceré. Hay momentos de tu vida que pasan demasiado rápido que ni te detienes a pensar lo buenos que fueron hasta que caes en la cuenta de que ya se han ido para siempre. Tratas de tomarlo con diferentes enfoques y filosofias, pero te termina doliendo bastante. Me hizo cambiar varios aspectos de mi sentir, mi proyecto de vida y la manera en la que amo y aprecio a las personas más cercanas a mí.
Hace una semana murió Papá; el hombre que me enseñó, junto con Mamá, prácticamente todo lo que sé. Él que moldeó mi estilo de vida, mis valores, mis creencias, mis convicciones y muchísimas más cosas. Él me enseño el amor y la pasión por los libros, la música, el cine, el arte en general. Me inculcó la dedicación, la paciencia y la responsabilidad que hay que tener en el trabajo y con mi familia.
Hoy no puedo, aunque quisiera, hacer otra cosa mas que decirles gracias por todo lo que hicieron por mí y por mi hermana; que su recuerdo sigue vivo con nosotros y con los que seguirán después de nosotros. Muchas gracias por haber sido ustedes; por haber sido seres humanos excepcionales, que nunca se conformaron con lo que el mundo les iba dando. De ahora en adelante nos toca a nosotros seguir con la historia de la familia, en la casa llena de tantos recuerdos de momentos felices que nunca olvidaremos.
Godspeed a los dos.
Ahora están juntos en la eternidad. Sé que nos volveremos a encontrar.